Teníamos un fin de semana aburrido por delante, así que con el fin de cambiar eso por completo, improvisamos una escapada rápida. Ya sabes, de esas de última hora pero que molan mil.
Queríamos desconectar. Para eso, cogimos el coche y en 3 horas allí estábamos, en ¡Las Landas!
Las Landas es el típico lugar al que has ido unas cuarenta mil veces pero al que siempre te apetece volver porque allí se desconecta de maravilla.
Salimos el sábado por la mañana y para cuando llegamos a Biscarrosse, el pueblo en el que nos ibamos a alojar, ya eran las 14h.
Y no sé si sabes, pero esto en Francia puede suponer un gran problema. Y así fue. Porque aunque nosotros estamos acostumbrados a comer desde la una hasta casi las 15.30h o 16h según donde lo intentes, en Francia comen de 12.00h a 14:00h. Y estos franceses son muy rigurosos con el horario.
Así que te puedes imaginar. Tras hacer el check-in en el hotel, salimos en busca de algún sitio donde comer. Pero fue una tarea bastante difícil porque a las horas que eran, ya no daban de comer en ningún sitio y eso que no eran ni las 14:05h. (Para la próxima, me llevo la comida en un tuper desde casa.)
Por suerte, cuando ya casi lo habíamos dado por imposible, encontramos una frutería en la que poder comprar algo para subsistir. Y total, que después de comprar unas piezas de fruta y algunas aceitunas a la vinagreta, nos encontramos con una panadería en la que vendían porciones de pizzas. Así que algo conseguimos hacer.
Después de comer, si es que así se le puede llamar a eso, fuimos a visitar lo que en realidad era nuestro gran objetivo del viaje, la “Dune du Pilat”.

Esta impresionante duna es la más grande de todo Europa. Es inmensa. Mide 110,90 metros de alto, 616 metros de ancho y casi 3 km de largo. Cuando la veas desde abajo, fliparás de la pedazo pared de arena que tienes frente a ti y que te impide ver por completo lo que hay detrás. Pero cuando subas, además de cansado, también estarás en las nubes. La sensación de paz y de libertad que te da estar allí arriba es increíble.
Paseamos por la cresta de la duna casi hasta el final y vimos allí uno de los atardeceres más bonitos que he visto en mi vida. Ni falta hace decir que saqué tropecientas mil fotos. Ya lo ves.
A medida que el sol se iba metiendo, la brisa fresquita empezaba a notarse. Hay que tener en cuenta que era octubre, pero aún así,vayas cuando vayas, si vas con intenciones de ver el atardecer, puede ser buena idea llevar un jerseycillo. Nunca está de más.





Bajamos de la duna y fuimos a Biscarrosse Plage a cenar. Encontramos una pizzería en la que no hacían pizzas más que para llevar a casa, una cosa muy rara porque, sí hacían espaguetis para comer allí. Así que unos espaguetis carbonara y otros a la boloñesa nos solucionaron la vida. Para las 22h, ya estábamos en el hotel porque allí en octubre, no hay mucho más que hacer.
15/10/2017
El domingo nos levantamos para desayunar prontito y aprovechar el último día. Por la mañana visitamos Arcachon, una preciosa localidad costera en la que paseamos al sol disfrutando de las vistas al mar.

Para comer, elegimos Hossegor y para finalizar, la puesta de sol de Capbreton. Un lugar al que me encanta volver siempre que puedo.