5/12/2017
Nuestro viaje a Suiza comenzó viajando en autobús desde Bilbao hasta Madrid. 4 deliciosas horas de autobús para después poder volar de allí a Ginebra.
Suerte la nuestra de tener quien nos diera cobijo en Madrid y poder pasar la noche tranquilos bajo un techo seguro y gratuito. Cosa que es muy de agradecer y más, teniendo en cuenta el lugar al que íbamos y el miedo que nos daba pensar lo que nos íbamos a tener que gastar allí.
6/12/2017
Para comenzar el día con fuerzas desayunamos en el Faborit. Y ya que estábamos en Madrid y nuestro vuelo no salía hasta la tarde, aprovechamos para hacer un poquito de turismo por allí.
Paseamos por la calle Serrano hasta llegar al Círculo de Bellas Artes. Allí subimos a la azotea para ver Madrid desde lo alto. La entrada cuesta 4€ para adultos y 3€ para estudiantes.
Tomamos algo allí disfrutando del solecillo y continuamos nuestra ruta paseando por Chueca y Malasaña.

En Malasaña nos comimos una ración de pizza del Papizza. Para terminar con nuestro día en Madrid, fuimos al Retiro y descansamos en uno de los bancos frente al palacio de cristal.
Casa, merendar y al aeropuerto.
2 horas de vuelo después, a las 22:35h, por fin llegamos a Ginebra, y después de todo el día, sólo teníamos ganas de dormir. Así que buscamos rapidito el hotel, que estaba muy bien situado (céntrico, apenas a 5 minutos de la estación central y 2 de la oficina de turismo) y nos fuimos a dormir.
7/12/2017
Teníamos claro que Suiza es un país caro y que ya que estábamos allí, teníamos que aprovechar el tiempo y el dinero del que disponíamos al máximo para conocer. Así que desde un principio supimos en que íbamos a recortar los gastos, en alimentarnos. Para ello, nuestro plan ahorro, fue llevar tupers en la maleta (vacíos) para poder cocinar en el apartahotel y llevarnos la comida a todas partes.
Por eso, lo primero que hicimos fue ir a un súper en busca de algo para llenar la nevera del apartahotel y poder comer.
Como sabrás, o no, la moneda de Suiza es el Franco Suizo. Allí no se utilizan euros, aunque es cierto que al estar rodeado de países donde sí lo utilizan, en muchos sitios los aceptan (solo billetes) y el cambio te lo dan en francos suizos. Pero generalmente, al cambio sales perdiendo. Lo mejor, pagar con tarjeta.
Tras las compras, comenzamos nuestro paseo por Ginebra. Visitamos el famoso puente de Montblanc, el parque que hay frente al lago, el famoso Jet d´eau ( el chorro de agua más famoso del mundo por sus 140 metros de altura) y dimos un paseo por el casco antiguo en dirección al Parc des Bastions, donde hay unos tableros gigantes de ajedrez.
Allí, comimos de tuper con todo nuestro glamour, mientras observábamos a la gente jugar.
Después de comer cogimos rumbo a Montreaux, al castillo de Chateau de Chillon.
Para eso, tuvimos que coger un ticket de tren y CUIDADITO, porque nosotros nos equivocamos, pasó el revisor y…
Por suerte, Pat supo explicarle en francés que nos habíamos confundido, le contó a dónde queríamos ir y le pudimos comprar el ticket allí mismo al revisor, pagando la diferencia. Pero si no, ¡100€ de multa para cada uno!
El castillo es precioso y merece la pena. Está a unos 3km del pueblo y se puede ir andando o en autobús. Nosotros fuimos en autobús por miedo a que nos anocheciera, pero la vuelta la hicimos paseando por un precioso paseo que rodea el lago.
Por sorpresa nos encontramos con un precioso mercado de navideño. Me pareció increíblemente bonito, era como estar en uno de esos mercados de navidad que salen en las películas, nada que ver con los que se ven por aquí.

Como el señor del tren, después de darnos el susto, sólo nos vendió los tickets de ida, para la vuelta estrenamos nuestro BlaBlaCar y volvimos hasta Ginebra con un chico muy majo llamado Nuno.
8/12/2017
Después de la casi multa del tren y lo caro que es viajar en Suiza, decidimos comprar un Swiss Travel Pass. Tendríamos que haberlo comprado nada más llegar pero no se nos ocurrió, ya que aún no teníamos muy claro nuestro itinerario de viaje.

Este pase es básicamente un pase Interrail que también vale para los autobuses y barcos de casi todo el país. Así como los teleféricos y entradas a museos. Su precio es alto, pero si eres menor de 26 te hacen un 15% de descuento. Yo me libré por 10 días, ¡Soy una chica con suerte!
Una vez con nuestro ticket, viajamos hacia Berna. Una ciudad preciosa que, sin lugar a duda, hay que visitar. Nosotros hicimos un sencillo recorrido que nos recomendó la chica de la oficina de turismo de la estación de tren. Y la verdad que nos encantó. Nos cayó la nevada del siglo pero eso le dio su toque navideño y nos gustó aún más. Para hacer frente al frío, nos comimos un crêpe de nutella calentito. Estaba riquísimo y crujiente. Paseamos por el mercadillo de navidad (aquí parece que es muy típico) y volvimos a casa.
9/12/2017

Visita a Lucern. Madrugamos muchísimo para coger el tren de las 7:12h dirección Lucern. Anja, nuestra amiga suiza nos recogió en la estación de tren a las 10 y nos hizo de guía turística.
Lucern es una ciudad pequeñita con mucho encanto también, aprovechamos los rayos de sol y disfrutamos haciendo un muñeco de nieve.
Para entrar en calor, paseamos hasta el Starbucks y nos tomamos un chocolate calentito. Allí, tuvimos que despedirnos de Anja, ya que Zurich nos quedaba solamente a 40 minutos en tren y queríamos aprovechar la oportunidad para pasar la tarde en la capital suiza.
Zurich nos pareció precioso también. Algo más grande que Lucern, lo que hizo que nos llevará más tiempo para explorarlo. Para ello, preguntamos de nuevo en la oficina de turismo, donde nos dieron un mapa con el recorrido a seguir.
La gran nevada cayó sobre nosotros una vez más, pero nos encantó. Visitamos un montón de calles iluminadas con las lucecitas navideñas, mercadillos esparcidos por la cuidad, tejados blancos, olor a vino caliente (muy típico por allí)…
Un mirador y un festival de luces de colores es lo último de lo que disfrutamos en la capital suiza.
La falta de grados se hacía notar y aunque seamos del norte, no lo somos tanto. Las 20:02h nos pareció una buena hora para coger el tren de vuelta. Al fin y al cabo teníamos 3 horas de vuelta a Ginebra.
10/12/2017
Último día por Ginebra. Visitamos la torre que estaba al lado de nuestro hotel y cruzamos el puente para visitar el famoso reloj suizo, un enorme reloj de flores.
Después, el plan para este último día era subir a la torre de la iglesia de St. Peters, desde donde se puede ver todo Ginebra, pero como era domingo, había misa y teníamos que esperar demasiado hasta que terminara para poder subir. Además el día estaba muy lluvioso y no sabíamos si se iba a ver algo o no, así que decidimos ir a desayunar al Starbucks mientras pensábamos un plan alternativo.
Subir al mirador merece mucho la pena y cuesta 5€ por persona. Es algo que nos queda pendiente para la próxima , eso sí, asegurándonos el buen tiempo.
El plan que finalmente hicimos fue ir a ver el «barrio de los pitufos» y la oficina de las Naciones Unidas.
Después de esto y de pasar mucho frío en los pies porque no paró de llover y apenas había un grado, cogimos las maletas y nos volvimos para casa.
HOME SWEET HOME.
